La danza surge de la necesidad del ser humano de expresar
sus deseos y sus miedos, por lo que es algo inherente a él. Las emociones más
básicas se exteriorizan a través del movimiento, que es el reflejo de la
esencia misma de la persona, que utiliza su propio cuerpo para comunicarse,
para entrar en contacto con el mundo que le rodea. Así, la danza es una
actividad escénica que contribuye a la socialización a la vez que desarrolla en
la persona destrezas individuales, psicomotoras, de coordinación compleja y
memoria espacial. La danza como manifestación rítmico-expresiva presenta
amplias posibilidades para la formación del alumnado desde un punto de vista
integrador (plano físico, intelectual y emocional). Concluir diciendo que la danza como medio de expresión propio del arte te permite el desarrollo de la
creatividad, la relación con los demás, el conocimiento de uno mismo, el
conocimiento de otras culturas y el desarrollo de la capacidad expresiva de las personas.
Os dejamos un ejemplo de danza, lleno de expresividad
sentimental y emocional….
