Grano a grano podemos llegar a conseguir la arena de todo un desierto.

En el mundo en el que vivimos hoy, encontramos un individualismo exacerbado, una atomización de los individuos. Esto implica que cada uno va a lo suyo, ya no nos preocupamos por la gente que nos rodea, no nos importa si alguien lo pasa mal y ni nos molestamos por ayudar; incluso muchas veces usamos a las personas como medios para conseguir un fin propio según nuestros intereses. ¿A qué se debe esto? Pues tal vez se deba a la desilusión en la que nos vemos inmersos; al nihilismo que nos acompaña en el día a día, que nos ciega y nos corrompe como seres humanos.

Bajo nuestro punto de vista, aun no está todo perdido; depende de nosotros el cambiar esta situación, el intentar mejorar un poquito el mundo de locos en el que vivimos. Somos nosotros los dueños de nuestros pasos, y debemos encaminarlos a una mejora social. Pero que seamos dueños de nuestros pasos, no significa que no existan señales en el camino que vengan impuestas por otros. Esas señales nos limitan y nos conducen por unos u otros caminos, respondiendo así a las exigencias de la sociedad. Está en nuestras manos el intentar poner nuevas señales, el reconducir los caminos. Tal vez seamos pocos los que pensemos así, pero grano a grano podemos llegar a conseguir la arena de todo un desierto.

Esta entrada va dirigida a todas aquellas personas que aún tienen esperanza en la humanidad, a todas aquéllos que tienen la fe puesta en que podemos cambiar el mundo. No tiremos la toalla, y por lo menos, INTENTÉMOSLO. No nos conformemos con lo que nos quieren hacer creer, seamos críticos, y gritemos que no todo está perdido.

Tenemos toda la esperanza puesta en las nuevas generaciones. Debemos venir pisando fuerte ante el mundo caótico en el que nos hallamos; y esto lo podemos comprobar con el movimiento del 15 M. Millones de jóvenes movilizados ante la situación actual; reclamando sus derechos como personas y ciudadanos; gritando a los cuatro vientos que un mundo mejor es posible.

“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo”. Franz Grillparzer.